Paseo en pareja por la costa oaxaqueña ______________ “ Me fui por dos meses a conocer la costa oaxaqueña con mi novio, emocionada por ver aquellos atardeceres infinitos que llenan tu espíritu con sólo mirarlos.“ ______________ De norte a sur en una motocicleta, con una pequeña mochila con dos cambios de ropa y un traje de baño, sintiendo la brisa del mar y el viento mientras dibujaban una sonrisa en mi cara. Íbamos en dirección al Pueblo Mágico de Mazunte. Yo sólo había escuchado maravillas de este lugar, un hogar sagrado para las tortugas marinas y la vida silvestre, un paraje natural donde las puestas del sol se vuelven un ritual para reconectarse con el universo. Conoce más Llegamos justo para ir a ver el atardecer desde Punta Cometa, ese lugar del que todos hablan y dicen que es tan mágico y único. Aquí, caminamos por los riscos de las montañas, viendo a nuestros pies como quebraban las olas del mar con las grandes rocas de la montaña. El sentimiento de estar allá arriba mientras se ponía el sol, fue algo indescriptible. Con la mirada perdida sobre el infinito mar y mis brazos abiertos, sentía que quería quedarme allí para siempre. Abajo de Punta Cometa, entre las montañas, se encuentra una playa de arena negra: Mermejita. Esta playa es famosa por el color oscuro de su arena, ya que contiene altos niveles de metal; literalmente, ¡si llevas un imán contigo puedes comprobarlo! Sin duda es una playa increíble para sentarse a meditar frente al mar por un rato. Eso sí, meterte a nadar aquí es algo peligroso porque las olas son muy grandes y quiebran con mucha fuerza en la orilla. Al día siguiente, nos dirigimos a la laguna La Ventanilla, que se encuentra sólo a 10 minutos de Mazunte. Recibe su nombre porque desde su playa, a la distancia en el horizonte, puedes ver unas rocas enormes en las que puedes ver, a través de ellas, una ventana que, según cuentan los lugareños, fue esculpida a mano hace miles de años. A decir verdad, parece que la misma naturaleza la ha ido formando con el paso de los siglos. Se trata de un frágil ecosistema que conserva una experiencia ecoturística única. Aquí, verás cientos de cocodrilos, iguanas, aves y muchísimas diferentes especies de animales que habitan aquí. El recorrido en panga por la laguna entre los manglares, mientras el guía te va explicando todo sobre la vida silvestre de la laguna, es algo que sin duda recomendaría hacer a cualquier persona que visite Mazunte. Por la tarde, nos fuimos a comer a la calle Rinconcito, la principal de Mazunte donde podrás encontrar variedad de restaurantes riquísimos y comprar algunos souvenirs. Esta calle no se llama así, sólo porque sí. Recibe su nombre porque la playa a la que llegas al final de la calle, es muy pequeña y literal pareciera como un pequeño rinconcito en la orilla del mar. San Agustinillo y Zipolite son otras de las playas que conocimos durante nuestros días en Mazunte. San Agustinillo es otro pueblito pequeño en donde encontrarás la mayoría de sus restaurantes y tienditas de souvenirs en su calle principal. ¡Zipolite es la única playa nudista oficial en México! Aquí en Zipolite hay una joya preciosa, una pequeña playa que tiene apenas 50 metros de longitud. Sus montañas verdes que bordean la bahía hacen una postal inolvidable y para los amantes de la intimidad y un espacio romántico es el lugar ideal. A menos de media hora de Mazunte, se encuentra una bahía que si la ves, no podrás creer su belleza y sus colores te cautivarán. Se trata de una bahía perfecta para hacer snorkel y ver miles de peces en el agua, sus aguas son muy bajitas y tranquilas así que nadar por toda la bahía es algo muy fácil de hacer y relajante. A nosotros nos tocó un día en el que acababa de entrar el viento norte, por lo que el agua no estaba tan tranquila y por eso en esta foto verás algo de movimiento en las olas.